Realmente confortable, cómodo y silencioso el albergue Vieira, muy recomendable, hemos dormido muy bien. El desayuno no desmerece al albergue, abundante y sabroso.
Hoy hace un día precioso, soleado pero no caluroso, ideal para caminar. Nos espera una etapa de media distancia hasta Astorga, 24 km, pero que transcurre por pueblos que prometen. Vamos dejando atrás las llanuras para meternos en terrenos más ondulados.
Tremenda pinta de peregrinos exploradores, ¡ parece que hemos descubierto las fuentes del Nilo !.
¡ Eh, lobita, no te emociones que aún queda camino !.
Leemos que el puente tiene un sistema de iluminación LED que por la noche ilumina el puente con colores vistosos. No nos quedamos para verlo, pero pongo una foto que he encontrado en Internet:
¡ Si el Cid levantara la cabeza !.
El pueblo, Hospital de Órbigo, es muy bonito y merece una visita. La arquitectura cambia respecto a la llanura palentina y leonesa, las casas son de piedra y algunas tienen bonitos patios interiores.
Cruzamos el pueblo y seguimos camino. Hemos dejado definitivamente la llanura y empezamos a subir suaves cuestas. Las agradecemos, la llanura es bonita pero algo monótona, el paisaje ahora es muy arbolado. Y el olor a tomillo y otras hierbas que me señala Cristina (es una experta) está por todos lados.
Llegamos a Santibáñez de Valdeiglesias, donde paramos a almorzar. Volvemos al camino y nos encontramos un espectáculo algo tétrico: una cruz donde los peregrinos han ido depositando piedras y otros objetos (notas, zapatillas viejas, collares y otros abalorios) y al lado un espantapájaros adornado también con todo tipo de parafernalia.
No le vemos el chiste a éste montaje, parece un santuario vudú. Nos alejamos del lugar antes de que nos caiga algún maleficio encima.
Como ya teníamos hambre y sed tomamos algo de lo que nos ofrecía David, y nos quedamos a charlar un rato con él. Vive y duerme en el chamizo (pobre palabra, pero no se me ocurre otra) que se ha construido al lado de la casa (ver en la foto, debajo del arbol y detrás nuestro). En verano el árbol le da sombra, en invierno un pequeño brasero le da calor (imprescindible en éstas latitudes), los peregrinos que pasan le dan conversación, baja a San Juan de la Vega o a Astorga a aprovisionarse, y recoge el agua que necesita de una fuente cercana. No fuma, no bebe, no toma drogas (dice que ya fumó, bebió y tomó drogas suficientes en su vida anterior). Según él tiene todo lo que necesita. Cuenta que hay peregrinos que se quedan con él unas horas, incluso días, nos presenta a algunos de ellos que andan por allí. Nos quedamos un rato largo charlando con David, es un buen conversador y contesta con paciencia y sinceridad a todas las preguntas que le hacemos: que si no se siente solo, que si no echa de menos su vida anterior, qué hace todo el día, ...., supongo que algo tópicas para él. Como se quejaba de un pie Cristina se ofreció a curarselo. Diagnóstico de la experta : una palabreja que no entendí, causada por la costumbre de David de andar descalzo (por lo visto regaló las zapatillas que tenía a un peregrino que las necesitaba más que él). Cristina le da un par de consejos para que se cure.
La visita a la Casa de los Dioses te hace reflexionar y cuestionarte sobre la necesidad real de todas las propiedades materiales que poseemos. Decimos adiós a David y seguimos hasta el crucero de Santo Toribio. En éste lugar hay un mirador sobre San Justo de la Vega, la ciudad de Astorga y el monte Teleno, que con sus 2.188 metros es la cumbre más alta de los montes de León.
Bajamos a San Juan de la Vega, entramos en el café Oasis ya muy tarde, a eso de las 4:30 (la charla con David nos ha entretenido). Pero nos atienden de maravilla y nos dan de comer, damos cuenta de un plato inmenso de embutido, y de la mejor tortilla de patatas que he comido en tiempos. El dueño del Oasis nos da conversación y hablamos de todo un poco, un tipo encantador. Curioso: con el café sacan una especie de botellita de orujo con un pitorrito muy curioso. Por seguir las costumbres locales me sirvo un poco en el café: tengo que reconocer que me quita todos los males.
Astorga está a poco más de una hora, pero el día ha sido largo y este último tramo se nos hace algo pesado. Pero llegamos al fin a destino y empezamos a descubrir la cantidad de edificios monumentales que tiene Astorga.
Llegamos al albergue Siervas de María, nos instalamos y nos duchamos. Aunque estamos algo cansados salimos a tomar unas cervezas y recorrer la ciudad. Astorga, la Asturica Augusta de los romanos, encrucijada del Camino de Santiago con la Vía de la Plata. Merece la pena, Astorga tiene muchas cosas para ver y un gran ambiente callejero. Cenamos algo de pasta y al albergue tempranito, que no nos cierren las puertas.