jueves, 26 de junio de 2014

San Martín del Camino - Astorga

San Martín del Camino - Astorga

Realmente confortable, cómodo y silencioso el albergue Vieira, muy recomendable, hemos dormido muy bien. El desayuno no desmerece al albergue, abundante y sabroso.

Hoy hace un día precioso, soleado pero no caluroso, ideal para caminar. Nos espera una etapa de media distancia hasta Astorga, 24 km, pero que transcurre por pueblos que prometen. Vamos dejando atrás las llanuras para meternos en terrenos más ondulados.




Tremenda pinta de peregrinos exploradores, ¡ parece que hemos descubierto las fuentes del Nilo !.



¡ Eh, lobita, no te emociones que aún queda camino !.


Llegamos al puente del Passo Honroso, que cruza el rio Órbigo hasta Hospital de Órbigo. El puente es larguísimo y precioso, y por lo visto en la explanada que hay debajo se celebran hoy día simulacros de batallas medievales, en recuerdo de antiguas batallas que por lo visto se celebraban en éste mismo lugar. ¿ Batallaría aquí el Cid Campeador ?. 





Leemos que el puente tiene un sistema de iluminación LED que por la noche ilumina el puente con colores vistosos. No nos quedamos para verlo, pero pongo una foto que he encontrado en Internet:



¡ Si el Cid levantara la cabeza !. 

El pueblo, Hospital de Órbigo, es muy bonito y merece una visita. La arquitectura cambia respecto a la llanura palentina y leonesa, las casas son de piedra y algunas tienen bonitos patios interiores.



Cruzamos el pueblo y seguimos camino. Hemos dejado definitivamente la llanura y empezamos a subir suaves cuestas. Las agradecemos, la llanura es bonita pero algo monótona, el paisaje ahora es muy arbolado. Y el olor a tomillo y otras hierbas que me señala Cristina (es una experta) está por todos lados.

Llegamos a Santibáñez de Valdeiglesias, donde paramos a almorzar. Volvemos al camino y nos encontramos un espectáculo algo tétrico: una cruz donde los peregrinos han ido depositando piedras y otros objetos (notas, zapatillas viejas, collares y otros abalorios) y al lado un espantapájaros adornado también con todo tipo de parafernalia. 





No le vemos el chiste a éste montaje, parece un santuario vudú. Nos alejamos del lugar antes de que nos caiga algún maleficio encima.

Hemos almorzado y descansado bien, pero aún quedan algunas horas para el siguiente pueblo, así que nos tumbamos un rato a la sombra. Se está realmente bien, increíble cómo huele a tomillo, y lo que relaja. Estamos muy a gusto y nos quedaríamos horas aquí, pero hay que continuar.

Después del merecido alto en el camino llegamos a un altiplano donde nos encontramos una agradable sorpresa: ela Casa de los Dioses, regentada por David Vidal, en el lugar conocido como Majada de Ventura. David es un personaje curioso: hijo de una familia bien de Barcelona y empresario de éxito, casado, con hijos, ... Hasta que hizo el Camino y lo dejó todo para ser hospitalero en varios albergues, y finalmente venirse a vivir a una casa abandonada al borde del Camino, sin agua ni luz, donde lleva 5 años ofreciendo gratis  comida y bebida a cualquiera que pase por allí (importante ¡ no olvidar dejar un donativo para mantener la Casa de los Dioses en funcionamiento !).

Como ya teníamos hambre y sed tomamos algo de lo que nos ofrecía David, y nos quedamos a charlar un rato con él. Vive y duerme en el chamizo (pobre palabra, pero no se me ocurre otra) que se ha construido al lado de la casa (ver en la foto, debajo del arbol y detrás nuestro). En verano el árbol le da sombra, en invierno un pequeño brasero le da calor (imprescindible en éstas latitudes), los peregrinos que pasan le dan conversación, baja a San Juan de la Vega o a Astorga a aprovisionarse, y recoge el agua que necesita de una fuente cercana. No fuma, no bebe, no toma drogas (dice que ya fumó, bebió y tomó drogas suficientes en su vida anterior). Según él tiene todo lo que necesita. Cuenta que hay peregrinos que se quedan con él unas horas, incluso días, nos presenta a algunos de ellos que andan por allí. Nos quedamos un rato largo charlando con David, es un buen conversador y contesta con paciencia y sinceridad a todas las preguntas que le hacemos: que si no se siente solo, que si no echa de menos su vida anterior, qué hace todo el día, ...., supongo que algo tópicas para él. Como se quejaba de un pie Cristina se ofreció a curarselo. Diagnóstico de la experta : una palabreja que no entendí, causada por la costumbre de David de andar descalzo (por lo visto regaló las zapatillas que tenía a un peregrino que las necesitaba más que él). Cristina le da un par de consejos para que se cure.

La visita a la Casa de los Dioses te hace reflexionar y cuestionarte sobre la necesidad real de todas las propiedades materiales que poseemos. Decimos adiós a David y seguimos hasta el crucero de Santo Toribio. En éste lugar hay un mirador sobre San Justo de la Vega, la ciudad de Astorga y el monte Teleno, que con sus 2.188 metros es la cumbre más alta de los montes de León.


Bajamos a San Juan de la Vega, entramos en el café Oasis ya muy tarde, a eso de las 4:30  (la charla con David nos ha entretenido). Pero nos atienden de maravilla y nos dan de comer, damos cuenta de un plato inmenso de embutido, y de la mejor tortilla de patatas que he comido en tiempos. El dueño del Oasis nos da conversación y hablamos de todo un poco, un tipo encantador. Curioso: con el café sacan una especie de botellita de orujo con un pitorrito muy curioso. Por seguir las costumbres locales me sirvo un poco en el café: tengo que reconocer que me quita todos los males.

Astorga está a poco más de una hora, pero el día ha sido largo y este último tramo se nos hace algo pesado. Pero llegamos al fin a destino y empezamos a descubrir la cantidad de edificios monumentales que tiene Astorga.










Llegamos al albergue Siervas de María, nos instalamos y nos duchamos. Aunque estamos algo cansados salimos a tomar unas cervezas y recorrer la ciudad. Astorga, la Asturica Augusta de los romanos, encrucijada del Camino de Santiago con la Vía de la Plata. Merece la pena, Astorga tiene muchas cosas para ver y un gran ambiente callejero. Cenamos algo de pasta y al albergue tempranito, que no nos cierren las puertas.

miércoles, 25 de junio de 2014

León - San Martín del Camino


León - San Martín del Camino


Desayuno de lujo, frente a la catedral de León. La mañana es fresca, pero el día viene bueno.






Hoy hemos cometido un pecadillo leve: salimos de León en taxi. Santiago nos perdonará, no es por no caminar, es por evitar la salida de una gran ciudad: casco histórico-zona residencial-polígonos industriales. Para mi es lo peor del Camino. Al menos recorremos andando el caso histórico hasta que empieza la parte menos bonita, donde cogemos un taxi que nos deja en la salida de León.

La etapa de hoy tiene 26 km. (si, lo se, si hacemos 3 en taxi son 23).

¡ Mi compañera se queda atrás !. Dice haber dormido bien, pero las noches en el Camino son nuevas para ella, no sé si se adapta.




Mini campanario (nunca he visto uno tan pequeño, creo que se les acabó el dinero), atestado de cigüeñas.



Paramos a comer en Villadangos del Páramo. Hoy, en lugar de mesa y mantel, decidimos comprar algunas delicatessen (pan, jamón, plátanos y chocolate) en un supermercado y comer en unas mesas del albergue, al aire libre. ¡ Se está fenomenal !.


A unos 6 km. llegamos al albergue Vieira, en San Martín del camino, punto final de la etapa de hoy. Es un albergue que tiene muy buena fama en Internet, decidimos probarlo. La acogida es estupenda: regenta el albergue Amelia, simpatiquísima barcelonesa que un buen día, tras hacer el Camino, decidió que quería dedicarse a servir a los peregrinos. Se enteró de que el Vieira estaba disponible, lo dejó todo en su Barcelona natal, y ahora es la que lleva el albergue. 

Decir que ha dado al lugar un toque muy personal, muy femenino, también ecológico y naturalista. Como resultado el Vieira es un lugar muy acogedor y confortable. Amelia, eres un encanto, personas como tú hacen mejor el mundo.

El albergue dispone, además de las literas, de habitaciones privadas estupendamente decoradas (quién pudiera !!!).










El tiempo estaba cambiando y ya no hacía tanto calor, pero al ver la piscina no pudimos evitar la tentación de darnos un baño. El agua, fresquita para mi, congelada para Cristina (tengo dudas de que realmente sea burgalesa).





Luego estiramientos, relajación, colada, y a echar unas cervecitas al bar del pueblo. Volvimos al albergue a cenar, Amelia nos preparó una cena estupenda y abundante que compartimos Cristina y yo con una alemana muy simpática y sonriente (¡ lo siento, he olvidado tu nombre !). Después de cenar salimos al jardín y estuvimos con Juan, un peregrino entrado en años. Charlamos con él, nos dice que está haciendo el Camino después de haber superado un cáncer y un infarto. Que él no se queda en casa a esperar a que se lo lleve la parca, que quería probarse a sí mismo que aún podía hacer cosas. Chapeau, Juan !!!.








martes, 24 de junio de 2014

Mansilla las Mulas - León

Mansilla las Mulas - León

24 de junio, San Juan. Cada día que pasa dormimos mejor, uno termina acostumbrándose a los vecinos, a sus ruidos nocturnos, a sus movimientos (espero que también ellos a los nuestros).

Por la noche llovió mucho y ésta mañana está también nublado y amenaza lluvia. La ropa limpia que tendimos por la noche no ha terminado de secarse. Tenemos imperdibles y podríamos enganchar la ropa mojada a las mochilas, pero no nos apetece ser tenderetes andantes, así que la metemos en una bolsa de plástico para tenderla en el próximo albergue.

Hoy etapa corta, pero se hace dura por dos motivos: empieza a llover; y el Camino va paralelo a una carretera muy transitada. Nos ponemos ropa de lluvia y adelante. Los numerosos camiones y coches nos echan encima el spray sucio, el humo y el ruido, es un engorro.

El puente sobre el río Porma, aquí nos apartamos del tráfico (ya era hora) y tomamos vías rurales, mucho más agradables.


Tras 3 horas de caminata paramos a reponer fuerzas en un bar-albergue, donde nos ponen un plato de queso enorme. No hay problema en terminar con él (Cristina empieza a parecer vasca en ésto de comer). Un par de cafés y continuamos.

El resto del recorrido hasta León no tiene ninguna trascendencia, es la aproximación típica a una gran ciudad: extrarradio, polígonos industriales, urbanizaciones y casco histórico. Llegamos al Albergue Unamuno, que otros peregrinos han valorado muy bien en Internet. Nos instalamos, tendemos la ropa mojada, descansamos algo y salimos a recorrer León.


Cómo no, visita a la Catedral. Recomiendo los audífonos, explican muy bien lo que vas viendo de forma clara y sin caer en erudiciones.


Cristina me comenta que es muy amiga de los artesanos que crean y reparan las vidrieras, en las principales catedrales de España y algunas del extranjero. Amigos vidrieros de Cristina, toda mi admiración por vuestro trabajo, sois unos grandes artistas.





Terminada la visita a la catedral nos dirigimos al barrio húmedo, donde empezamos la ronda de tapas que tanta fama tienen en León.  Gran ambiente en la calle, está a rebosar de gente, todo el mundo va a lo mismo, pero se puede circular bien. Las tapas aquí son pequeñas obras de arte culinarias, con su cañita o su copa de vino, ideales para la recuperación física y moral del peregrino. ¡ Inmejorable forma de terminar la jornada !.




lunes, 23 de junio de 2014

El Burgo Ranero - Mansilla las Mulas

El Burgo Ranero - Mansilla las Mulas

Otra noche movida... Cuestión de acostumbrarse, es lo que hay cuando se viaja así... Pero aunque se duerme poco se descansa lo suficiente, nos levantamos totalmente recuperados y con ganas de andar.

Salimos sin prisa, hoy toca etapa corta. Buen tiempo, calor pero con una brisa muy agradable. El camino corre paralelo a la carretera, pero pasan pocos coches y no molestan demasiado.




Por delante, a unos 400 metros, camina una pareja. No nos han visto, van agarrados de la mano, aunque no es la mejor postura para caminar largas distancias con mochilas. De pronto se paran a beber agua de sus cantimploras. Cuando terminan se miran y empiezan a besarse. Un beso largo, largo y profundo como el Camino. Se sonríen y siguen caminando. Una bonita estampa, un momento mágico y bonito. Si ver éstos gestos en nuestras calles nos hace sonreír, en el Camino es realmente especial.


A medio camino nos encontramos una poza entre dos acequias. El agua está muy limpia, pero congelada...mejor para mi. Cristina mete los pies... y yo me meto entero. Pasan otros peregrinos y me miran sonriendo, no sé si les doy envidia o piensan que estoy loco. Me da igual, el baño entra de maravilla. Ah, y no hay fotos: he prohibido a Cristina que saque ninguna, bajo pena de abandonarla a su suerte.

Una curiosidad: el refrán "de Reliegos a Mansilla, la legua bien medida". Y es que entre estos dos pueblos hay exactamente una legua de distancia: entre 5.573 y 5.914 metros ¿ Entre 5.573 y 5.914 metros ?. ¿ Y por qué no una distancia fija ?. Porque la legua es la distancia que una persona, a pie, o en cabalgadura, pueden andar durante una hora.
 




Me gusta la legua como unidad para el Camino, tendré que hacer el cálculo de la distancia en leguas: 775 km = entre 131 y 139 leguas (según la velocidad a la que vaya). No es muy científica que digamos; pero al Camino hemos venido a otra cosa.

Llegamos a Mansilla Las Mulas a la hora de comer, es decir, a la hora en que empezamos a tener hambre. Paramos en un restaurante con terraza exterior y tomamos un menú con cervecitas. Después de recuperarnos entramos al albergue y nos encontramos con una sorpresa: hay bañera. Así que aprovechamos para quitarnos el polvo del Camino y relajarnos. 

Por la tarde paseíto por Mansilla: será porque es lunes, pero no hay nada de ambiente. Las calles desiertas, ya nos habían avisado de que era un pueblo venido a menos, pero tanto...

Cenamos de pinchos, justo cuando terminamos empieza a llover, a jarrear torrencialmente. Así que cuando para un poco nos volvemos al albergue.

Es víspera de San Juan y Cristina echa de menos las hogueras. Preguntamos en el pueblo y nos dicen que en Mansilla no se hacen. Gran desilusión de Cristina, va a ser su primer San Juan sin hoguera. Pero como no es mujer que se quede de brazos cruzados decide hacer su propia hoguera de San Juan en la barbacoa del albergue. ¡ Todos duermen y nosotros encendiendo una hoguera !. Pequeña, eso si, pero bonita. Y hemos continuado con la tradición...





Creo que Cristina fue bruja en una vida anterior, por la forma en que mira el fuego. Bruja buena, eso sí. ¿ Estará recordando antiguos akelarres ?. ¿ O la hoguera en que la quemó la Inquisición ?.




domingo, 22 de junio de 2014

Terradillos de los Templarios - El Burgo Ranero

Terradillos de los Templarios - El Burgo Ranero

La etapa de ayer nos ha dado una buena paliza. Además ha habido movimiento nocturno que no nos ha dejado dormir bien. Es lo que tiene compartir habitación...

Así que hemos dormido hasta tarde (en el CS tarde es levantarse a las 7:30). De hecho, ¡ somos los últimos en salir del albergue !. Esto, teniendo en cuenta que algunos salen a las 5:30, no tiene importancia, nosotros caminamos con otra filosofía: take it easy !. No tenemos ninguna prisa en hacer la etapa, así que nos preparamos y desayunamos tranquilamente.

Salimos a las 8:30, muy tarde para lo que se estila en el Camino. Pero eso nos permite charlar con el dueño del albergue, que nos cuenta historietas de peregrinos.

Hoy tocan 30 km. de etapa llana, con las mismas rectas inmensas y la misma ausencia de sombra que ayer. Al menos el brezo del borde del camino nos aporta un perfume muy agradable:



Paramos a media mañana en un pueblo, creo que San Nicolás del Camino. El único bar del pueblo resulta ser un museo de antigüedades:


(no, Cristina no es una antigüedad, son las siguientes)




 Artilugios varios, con todo tipo de usos agrícolas y rurales, como la bici del afilador:



Salimos de Palencia para entrar en León, la provincia con más kilómetros de itinerario Jacobeo (214) :



Llegamos a Sahagún, que tiene una entrada espectacular por un puente románico precioso:




Y el centro geográfico  del Camino Francés (la foto incluye espectacular modelo con look peregrino total):



Pero no todo en el Camino es bonito, también hay gente que muere haciéndolo :


Se puede decir que murieron con las botas puestas...

Paramos a comer en Bercianos del Camino. Nos deleitan con una mantelería de lujo que, aunque no lo creáis, no tiene ni una sola fibra textil (es 100% plástico, del chino, por si si queréis adivinar su precio justo...yo creo que 0,50€ la docena)


Típica estampa relajante de lugareños echando la siesta después de comer:


A algunos la silla les debe poner dolor de espalda:


En Bercianos me encuentro con Jesus Mari, antiguo vecino de Juan XXIII, que va en bici.

Continuamos camino, algunos peregrinos que nos preceden nos deleitan con preciosas dedicatorias y enormes flechas, para que no nos perdamos. A algunos les sobran el tiempo y las fuerzas:




Llegamos por fin a EL Burgo Ranero, pequeño pueblo leonés con un albergue fantástico: La Laguna. La etapa ha sido larga y llegamos algo cansados, así que nos recuperamos con unos plátanos y bebidas isotónicas (muy importante). A continuación el ritual de instalarnos en el albergue, ducha, ropa limpia, estiramientos sobre la hierba, colada y tendido de ropa y, sin prisa, a cenar. Paseíto nocturno por el pueblo, que se nos termina enseguida, para bajar la cena; y a dormir temprano, como mandan los cánones del Camino. Porque así como no sabes lo que te vas a encontrar de día tampoco sabes lo que va a pasar por la noche.

sábado, 21 de junio de 2014

Vuelta al Camino - Etapa Carrion de los Condes-Terradillos De Los Templarios



Etapa Carrion de los Condes-Terradillos De Los Templarios



Vuelta al Camino. Esta vez me acompaña Cristina Oca, burgalesa de Villafranca Montes de Oca, a la que conocí el año pasado cuando dormí en su casa rural La Alpargatería.


Además de llevar la casa rural y ayudar en el bar-restaurante familiar (El Pájaro, buenísima comida, casera y a buen precio), Cristina da masajes terapéuticos a peregrinos y otros seres humanos torturados por lesiones varias. Le gusta caminar, la naturaleza, los animales (sobre todo los lobos), es una masajista buenísima (lo puedo asegurar), y va en camino de convertirse en osteopata de fama mundial. Toda la vida trabajando para  el CS y ahora tiene la oportunidad (y un poco la obligación) de conocerlo desde dentro.


Bueno, hechas las presentaciones, nos ponemos al tema. Hemos viajado el viernes 20 y dormimos en Carrion, en el Albergue Espíritu Santo, regentado por unas monjas encantadoras. Normalmente cierran a las 10 (no se sí es horario conventual o europeo), pero nos amplían el horario de cierre porque hemos llegado tarde y aún no hemos cenado. Nos permiten llegar a las 11, y nos reciben como recibe una madre a sus hijos cuando llegan a casa: una sonrisa franca y las preguntas de rigor (qué tal lo habéis pasado, habéis cenado bien,..). ¡ Sólo les falta prepararnos un vaso de leche caliente !. 

Al día siguiente para las 8 estamos ya en el CS. Salimos de Carrión, pasando delante del monasterio benedictino de San Zoilo, hotel y Centro de Estudios y Documentación del Camino de Santiago con una importante biblioteca jacobea. 



Ya fuera de Carrión nos enfrentamos al primer contratiempo: esta etapa tiene los primeros 16 km de camino sin pueblos donde avituallarse o parar, sin apenas sombra ni fuentes. 





                                                                                  (impresionante, el peregrino de la foto)

Se hace largo, pero el buen tiempo sin demasiado calor y una brisa fuerte ayuda a llevarlo mejor. Este tramo se hace por la Vía Aquitana, calzada romana que unió Burdeos con Astorga en otro tiempo:




Unos kilómetros más adelante abandonamos la Vía Aquitana para tomar la Cañada Real Leonesa, camino de trashumancia: 





Vía o cañada, el camino es igual de recto y llano, rodeado de campos de cereal inmensos y sin sombra alguna donde resguardarse.

Llegamos por fin a Calzadilla de la Cueza y paramos para recuperar fuerzas. Tomamos cervezas con limón que entran solas, y Cristina se fuma un par de cigarros (si, fuma, no dije que fuera perfecta).

Conocemos a un argentino trotamundos y, como no, a un azpeitiarra  (estamos en todas partes) y a uno de Lastur. 


Parada en Lédigos para comer, el único restaurante del pueblo nos ofrece una comida decepcionante. 

Llegamos a Terradillos De Los Templarios, albergue fantástico, nuevo y limpio. ¿ Que cómo se llama el albergue ?. Vaya pregunta: Albergue Los Templarios. Dejamos las mochilas y Cristina me obliga bajo amenazas a hacer estiramientos. No es lo que más me apetezca pero reconozco que tiene razón, al día siguiente estoy recuperado. Además la hierba del albergue es como una moqueta enorme, ideal para estirar.

Visitamos el pueblo, donde volvemos a encontrar al azpeitiarra en el albergue municipal. Tiene algún problema en un pie y Cristina, deformación profesional, se ofrece a curarle, mientras yo me tomo una buena cerveza en el jardín.

Volvemos al albergue a cenar, es algo mejor que la comida pero no mucho más, los cocineros debieron estudiar (si es que lo hicieron) en el mismo sitio.

Después de la cena toca relax en el jardín, repasar la etapa del día, preparar la del día siguiente y partida de cartas en el bar (gana Cristina) para terminar la jornada.